Lo de Google y Feijóo
La memoria es la capacidad de registrar, almacenar, y recuperar información cuando es necesaria. En el día a día es una capacidad esencial que nos permite aprender acciones nuevas, recordar conocimientos, eventos del pasado, o revivir emociones y sensaciones y gracias a ella podemos reflexionar sobre nuestras vivencias, sus consecuencias y evitar no tropezar dos veces en la misma piedra al recordar el pasado.
Sin memoria dejamos de ser humanos, porque somos la suma de nuestros recuerdos. Nos proporcionan un sentido privado y continuo del yo. Cambiar de memoria es cambiar de identidad y aunque los recuerdos no son esenciales para la supervivencia, una vida sin memoria no sería vida, como una inteligencia sin posibilidad de expresarse no sería inteligencia y es que nuestra memoria es nuestra coherencia, nuestra razón, nuestra acción, nuestro sentimiento. Sin ella no somos nada. La memoria, indispensable y portentosa, es también frágil y vulnerable. De ahí el drama de perderla.
Si contra el Alzheimer cognitivo, lamentablemente nada podemos hacer, sí que podemos y debemos combatir con todas nuestras fuerzas el Alzheimer político que algunos promueven, porque sencillamente nos va nuestro futuro en ello, tanto en lo individual, como en lo colectivo.
Admitir esa «amnesia» y no ejercitar nuestra memoria política y social, se está convirtiendo en una lacra insostenible que faculta a nuestros políticos a cometer las mayores tropelías, desde el convencimiento de que no tendrán consecuencia. Primar la ideología sobre la memoria y la consecuencia de nuestros actos, nos está llevando como sociedad al borde del precipicio.
Nos estamos enfrentando a mensajes de un simplismo vergonzante y groseras mentiras amplificadas hasta la náusea por un enjambre de medios de comunicación, creados y sostenidos exclusivamente para convertirse en altavoces de esos mensajes, que a fuerza de repetirse anulan la capacidad de análisis y crítica de millones de votantes, a los que convierten en una especie de zombis políticos, incapaces de ejercitar su capacidad de critica y prestos a reproducir como papagayos, las consignas dictadas desde esos grupos y votar lo que ellos indiquen.
Tener memoria política es la única defensa del ciudadano de a pie contra la manipulación con la que esos poderes, que no se presentan a las elecciones, pretenden seguir siendo los dueños de este país.
Hay que recordar que quienes pretendían llegar a la Moncloa a lomos de las encuestas, nos mintieron para meter a España en la guerra de Irak, lo hicieron con la autoría del peor atentado terrorista de nuestra historia el 11M; con los accidentes del YAK, del Metro de Valencia, del Alvia de Angrois y del Madrid Arena; lo volvieron a hacer con el rescate de la banca, que según ellos no nos iba a costar un euro y con el de las autovías radiales; nos engañaron con el Sovaldi, con los copagos farmacéuticos, con las viviendas sociales vendidas a fondos buitre; nos mintieron con los costes de la visita del Papa a Valencia, gran parte de los cuales fueron a amiguitos del alma y a financiar a su partido; nos han mentido con sus CV, sus licenciaturas low cost y sus másteres por la cara.
Conviene no olvidar que, si por el PP fuera, la sanidad no sería tan universal, habría muchas menos becas y serían para los más pudientes, no habríamos tenido descuento en la gasolina en lo más duro de la crisis, ni tope al precio del gas, nos podrían despedir estando de baja por enfermedad, no tendríamos un salario mínimo en 1200 euros y no serías indefinido porque te seguían contratando de aquella manera.
Además hay que tener memoria para recordar que quienes ahora exigen volver al gobierno como lista más votada, algo que jamás ellos han respetado cuando ha sido al contrario, se han opuesto a todos los avances sociales se este país, aunque luego hayan sido los primeros en beneficiarse de ellos. Ocurrió con las leyes del divorcio, del aborto, del matrimonio igualitario y ocurrirá con la ley de muerte digna, la de igualdad, o la ley trans.
Hay que tener memoria para recordar que este partido promueve la rebelión institucional de sus comunidades ante las leyes que no les gustan, ha sido el que ha dividido a las víctimas del terrorismo con el infame «Que te vote Txapote», llegando incluso a llamar «puta» en su día a Pilar Manjón; hay que recordar, para que no se nos pase que fue un gobierno de Aznar quien llamó a ETA «movimiento vasco de liberación nacional» y acercó a decenas de sus presos a cárceles vascas cuando ETA más mataba y que fue un Gobierno de Aznar quien entregó a Jordi Pujol, más soberanía que ningún otro gobierno. Hay que tener memoria para que no caiga en el olvido que ese partido es el único de este país que, pese a la complicidad de la maraña de jueces amigos, ha sido condenado por corrupción.
Y hay que tener memoria para que no se nos pase, que esta derecha es la única que se alegra que a su país le vaya mal, aunque sea mentira. La que se planta en Bruselas para intentar bloquear los fondos tan necesarios para empresas, autónomos y trabajadores españoles; la que intenta desacreditar cualquier logro que venga de un gobierno que no sea el suyo ¿Se acuerdan de aquello de dejar que España se hunda que ya la levantaremos nosotros?
Hay que tener memoria para recordar que, mientras ahora mantienen sin sonrojarse que siempre subieron las pensiones con arreglo al IPC, en su último Gobierno y en medio de una crisis dramática, hundieron el sistema de pensiones gastándose más de 60.000 millones de su fondo de reserva, así como el poder adquisitivo de los pensionistas -en muchos casos únicos sostenes económicos de sus hijos- con ridículas subidas del 0’25% de sus ingresos, algo que podría volver a ocurrir si por una carambola del destino ahora vuelven a la Moncloa, toda vez que Feijóo ha evitado pronunciarse, sobre si mantendrá o no la revalorización de acuerdo con el IPC.
No deberíamos olvidar tampoco, que quienes ahora acarician su vuelta al Gobierno, se opusieron a los decretos de medidas excepcionales para combatir la pandemia del Covid, sin los cuales decenas de miles de trabajadores estarían hoy en el paro y miles de empresas cerradas, se han opuesto al decreto de medidas de ahorro energético pedidas y aplaudidas por Europa, incluso algunas propuestas por su líder Núñez Feijóo, lo que en la práctica supone oponerse a la gratuidad del servicio de cercanías de RENFE y la bonificación del 50% en los AVANT, al descuento del 30% en transporte municipal y autonómico, a la reducción de 20 cts por litro en combustibles y al precio de la bombona de butano a un máximo de 19,55€, al aumento de 100 euros al mes por beca, a la ayuda de 200 para quienes ingresen menos de 14.000 al año y a las subvenciones de 300 euros por taxi, 500 por furgoneta profesional y 1.250 por bus de viajeros.
Esta campaña electoral que parece no tener fin ha demostrado que la mentira se ha convertido en la diosa de la derecha patria y Feijóo es su profeta, llegando al extremo de tratar como gilipollas a la ciudadanía, al pretender que él no podía saber que su amigo Marcial Dorado era un narco porque entonces no había Google.
Ya que estamos hablando de memoria, termino con una frase del maestro Saramago, recordando a todos los que nos quieren amnésicos políticos que «Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir».
Muy Muy Muy BIEN
Me gustaría que todas las personas de este PAIS lo pudieran leer y no olvidarse que todo esto es la REALIDAD. Un saludo muy fuerte a todas las personas de BIEN.