Los españoles que viven en el extranjero y son reconocidos profesional y socialmente aceptan mejor formas de comunicación ajenas a su cultura
- Un estudio sociolingüístico realizado por una investigadora de la Universidad de Granada con 171 migrantes españoles residentes en Alemania demuestra que el sentimiento positivo de ser aceptado, tanto profesional como socialmente, reduce las posibilidades de verse afectado negativamente por el comportamiento directo de los alemanes y de interpretarlo negativamente como una descortesía
El reconocimiento profesional y social percibido por los jóvenes migrantes españoles en los países de habla alemana tiene un efecto positivo sobre su capacidad de racionalizar y aceptar formas de comunicación ajenas a su cultura.
Así lo refleja un estudio sociolingüístico realizado por una investigadora de la Universidad de Granada (UGR), perteneciente al departamento de Filologías Inglesa y Alemana, docente de la Facultad de Traducción e Interpretación, y en el que han participado 171 migrantes españoles residentes en Alemania.
Este trabajo, publicado en la prestigiosa editorial internacional Routledge, ha analizado los factores que influyen en la capacidad de los jóvenes para reconocer los patrones de comunicación alemanes, para racionalizarlos, y para adoptarlos o rechazarlos. En este sentido, el reconocimiento profesional percibido por los jóvenes en el país de acogida, así como el reconocimiento social, resultaron tener una influencia clara.
La investigación ha dejado patente que el sentimiento positivo de ser aceptado, tanto profesional como socialmente, reduce las posibilidades de verse afectado negativamente por el comportamiento directo de los alemanes y de interpretarlo negativamente como una descortesía. En el caso de la forma más reservada de actuar, esta tendencia resultó ser, incluso, más acentuada.
Como explica la autora de este trabajo, la catedrática de Filología Alemana de la UGR Karin Vilar Sánchez, “para muchos de los jóvenes migrantes españoles actuales, aprender un idioma extranjero ya no es un desafío insuperable, dado que generalmente ya tienen experiencia en aprender una lengua extranjera. Por lo tanto, su autoeficacia, es decir, la confianza en su propia capacidad para superar ese reto, suele ser alta”.
Sin embargo, gran parte de los jóvenes que residen en Alemania no consiguen familiarizarse con el estilo de comunicación alemán, porque este difiere considerablemente del de su lengua materna, el español. Las características más llamativas del estilo alemán son la forma más directa de comunicar, y al mismo tiempo, la forma más reservada de actuar en esa interacción.
En la cultura alemana, donde la comunicación se centra en la claridad y la precisión del mensaje, la forma directa en la expresión se valora positivamente y se considera apropiada. Por otro lado, el respeto al ámbito personal del interlocutor constituye un valor fundamental y por ello se evita invadir ese ámbito. En consecuencia, una forma reservada de actuar es considerada correcta y hasta cortés. Sin embargo, en la cultura española, donde se favorece una comunicación menos directa, frecuentemente más centrada en el reflejo positivo de la imagen del interlocutor que en el mismo mensaje, y donde se prioriza un trato más cercano, los patrones alemanes podrían interpretarse como indicios de descortesía.
Estilo de comunicación alemán
En cuanto a la disposición de los jóvenes para adaptarse al estilo de comunicación alemán, es decir, para usarlo activamente, el estudio ha demostrado que esta disposición es bastante baja, independientemente de la recepción percibida. Una explicación posible es que su uso no solo supondría la comprensión y aceptación de los valores del otro, sino la traición de los valores propios, lo que podría llegar a ser una amenaza para la identidad personal del individuo.
La catedrática de la UGR señala que son dos las conclusiones fundamentales a las que se ha llegado en este estudio. “Por un lado, los resultados muestran el papel fundamental que la sociedad juega en la calidad del proceso de integración de los migrantes. Se trata de un proceso bidireccional, en el que las dos partes implicadas son responsables del éxito o el fracaso de la integración y no solo el inmigrante”.
Por otro lado, los resultados sugieren ampliar la enseñanza de los idiomas extranjeros, en el sentido de incluir en ella el análisis de los valores culturales de las sociedades correspondientes y su influencia en los patrones comunicativos. “De esta forma se podría anticipar un proceso básico de comprensión y de interpretación, que de momento parece depender únicamente de la disposición del individuo que aprende el idioma, y de los factores descritos que determinan esa disposición”.