Mar
Tiene nombre de inmensidad azul, pero en su mirada no asoman los grises de las tempestades, por más que haya tenido que enfrentarse a alguna de las peores galernas que puedan azotar a una persona. En su voz se adivina la firmeza que le otorga una formación, un talante y una experiencia inigualable, muy lejos de la imposición tan habitual en quienes alcanzan su nivel de excelencia y más cerca de la persuasión, que es una de sus principales virtudes. Sabe escuchar como pocas personas y lo que es mejor, no le duelen prendas en dar la razón a quien cree que la tiene.
Hablo de Mar Villafranca, Directora General de Instituciones del Patrimonio Histórico en la Junta de Andalucía y Vicepresidenta de la Fundación Museo Picasso Málaga (2000-2004). Directora General del Patronato de la Alhambra y Generalife, entre 2004 y 2015, responsable, junto a un amplio equipo de profesionales, de su Plan Director (2007-2020) que obtuvo el Premio Europa Nostra de la UE 2009-2010; coordinadora del equipo que llevó a cabo la restauración de la Fuente y Patio de los Leones de la Alhambra (2012), que también fue premiado por la misma institución; fundadora y directora de la Revista Mus-A (2000-2004), directora de la publicación científica Cuadernos de la Alhambra (2004-2015). Comisaria de la Exposición Matisse y la Alhambra (1910-2010) y la dedicada a Torres Balbás y la Restauración Científica (2013). Autora de más de un centenar de publicaciones científicas entre libros, artículos y comunicaciones. Directora de los Proyectos de Investigación Europeos REMAI (Red Europea de Museos de Arte Islámico 2009-2011) junto al Museo del Louvre y el Victoria and Albert Museum (Convocatoria Cultura 2000), REDALH (Red de profesionales de la gestión del Patrimonio Cultural Islámico) junto a la Región Tánger-Tetuán en Marruecos (Convocatoria Interreg III 2012-2014) y corresponsable del proyecto RenEU (Nuevo Renacimiento en Europa) junto a la Región de la Toscana (líder), Villa Decius en Cracovia, Setepés en Oporto y Castillos del Valle del Loira, Patrimonio Mundial en Francia (Convocatoria Cultura 2013-2015).
Convendrán conmigo que estamos ante una de las principales autoridades nacionales e internacionales en el campo de la historia del arte y la restauración, lo cual le ha permitido «sobrevivir» a la miserable cacería política de que ha sido víctima durante los últimos ocho años, y que de no ser alguien de su solvencia y fortaleza, a cualquier otra persona se la hubiera llevado por delante.
La entereza de Villafranca, llega a tal punto, que una vez conocida su exoneración por parte de la Audiencia Provincial, su primera reacción no ha sido la de lamentar el profundísimo daño profesional y personal, que ese linchamiento de casi una década le haya podido causar, sino censurar que se haya puesto al monumento en un «disparadero profundamente injusto» durante la eternidad que ha durado el proceso.
Tanto Villafranca, para la que se pedían cinco años de prisión, como el resto de los acusados que componían la cúpula de la Alhambra, han sido absueltos al no quedar acreditadas las irregularidades en el servicio de audioguías del monumento que se les atribuían y determinar la Audiencia de Granada que no se ha producido perjuicio económico para el monumento, ni un beneficio personal injusto para el empresario que explotó el servicio, que también ha sido absuelto de todos los cargos.
El PSOE, que tan sola ha dejado en estos ocho años a Mar, reaccionaba en segundos para exigir al PP que pidiera perdón por «la cacería política y el daño causado». No le falta razón, aunque convendría recordarle, que a veces, tanto o más que el acoso del adversario político, puede doler y de hecho duele, el silencio y la soledad en que te dejan los tuyos.
La reacción del PP merece comentario aparte, por la mezquindad y la miseria moral que se deriva de las palabras de su secretario provincial, asegurando que se «alegraban» de la absolución -después de haber sido los principales instigadores públicos y privados del linchamiento judicial y civil de Villafranca-, para a renglón seguido recordar que el Tribunal de Cuentas, condenó a Mar a pagar 404.265 euros por «menoscabo» a la Alhambra, menoscabo, que según la Audiencia Provincial no se ha producido.
Pero es que, además, durante un tiempo, la tesis de los investigadores y del juez instructor fue que el contrato de audioguías no era más que la punta del iceberg de una gran trama de adjudicación de contratos, con millones de euros defraudados y una larga lista de amigos y familiares favorecidos. Se llegaron a ordenar investigaciones sobre el patrimonio de los investigados y las relaciones entre todos los implicados. Todo esto se llamó peliculeramente «Caso Colina Roja», en alusión al nombre de la gran operación policial que dio la vuelta a España.
Esa gran macrocausa fue separada de la original (la de las audioguías) y mientras la de Colina Roja fue archivada en sus inicios por superar los plazos legales de instrucción, sin que el juez justificara la ampliación del plazo, la causa primitiva, mucho más limitada en personas investigadas y delitos imputados, siguió su curso hasta la celebración del juicio el pasado mes de enero.
Tenía muchas ganas, yo me atrevería a decir que obsesión, el PP por ensuciar la gestión de la Alhambra bajo los gobiernos del PSOE y no dudó en disparar a discreción contra Mar Villafranca, por unos hechos que ahora la Justicia ha determinado que no tenían reproche penal alguno. Es cierto que Mar ha quedado absuelta, pero no lo les menos que hasta llegar aquí ha tenido que soportar una detención por parte de la Policía -que ya les vale- y un auténtico calvario en la instrucción y el juicio oral, al que ha podido sobrevivir merced a una fortaleza personal, una entereza moral y una solidez profesional, que han sido capaces de soportar la infame cacería del PP y lo que es peor, el vacío de quienes antes la agasajaban y se peleaban por contar con ella en actos, conferencias, publicaciones y saraos de todo tipo… Algo muy propio de la «peor burguesía de Españas, como definió a la granadina Federico García Lorca.
Aunque nunca te hayas ido, bienvenida seas, Mar.
Sí señor.
Todo un ejemplo de cacería humana, a la altura de la del juez Garzón o la de Podemos.
La escopeta nacional.