Mauricio, ese nombre de paraíso fiscal
Ahora cuando el alivio es generalizado después de las elecciones generales, aunque acechan las municipales, saltaba la noticia de que el anterior edil, el señor Torres Hurtado, desalojado de la Plaza del Carmen sin honores y en coche policial, anda descansando, o lo que sea que esté haciendo, en las Islas Mauricio. Por lo visto, su hija vive allí. Qué vida más dura tienen algunos encausados. Y qué bonitas las Islas Mauricio, sus playas, sus Bancos, sus sociedades offshore, vamos, todo un paraíso. Y no es que vaya yo a sospechar de la casualidad de que alguien encausado en asuntos de corrupción viaje a un paraíso fiscal, pero si me parece llamativa la libertad con que un presunto delincuente o presunto inocente (con esto siempre me lío)
Imaginemos por un momento que no vuelve. Y si, digo imaginemos, no es que sospeche que no va a volver. Tampoco considero relevante que las Islas Mauricio no tenga convenio de extradición, ni ningún otro acuerdo diplomático con España. Así que sólo en el terreno de la fantasía, jugando, imaginemos que el señor de Piñar, Torres Hurtado, decide quedarse en Port Louis, la capital de este paraíso. Y viendo que su partido, el popular venido a menos PP, decide montar un partido en esta ciudad, para presentarse a las elecciones locales de allí. Y llama a sus colegas de ex gobierno municipal para continuar allí su gran labor, interrumpida por unos hilillos judiciales. Qué gran Concejal de Economía de Port Louis sería el señor Ledesma, que parece haber abandonado la política institucional para pasarse al activismo de derechas. O a los amigos empresarios tan preocupados como él por el urbanismo de la ciudad. Y qué decir de su querida vecina, la señora Nieto, qué construcciones allí, en las Mauricio. O si se fueran para allá todo y toda enchufada del Ayuntamiento en su época. Y ya de paso, cuando ese proyecto político empiece a crecer, podrá emplear allí a muchos concejales y concejalas que se han quedado, o se quedarán si empleo próximamente. Parece que habría gente que no querría irse para allá, Sebastián está a gusto aquí, en Granada y sería uno de los que iría sólo de vacaciones. Pero es que ya puestos, esa derechita cobarde de Mauricio debería tener una derecha de verdad, de la extrema, grande y libre, que quiera restaurar el imperio británico en las islas, así que se podría ir el nuevo Miralles, o toda la caverna voxera. Además allí también hay gente rica y no se pagan muchos impuestos, como les gusta. Y claro, en unas islas como las Mauricio, seguro que no faltan Institutos de Morfopsiología ciudadana, así que Salvador se encontraría como en casa. La imaginación vuela, pero qué a gusto se quedaría esta ciudad.
Ojo, con esto no quisiera parecer alérgico a la pluralidad política de nuestra ciudad, excesiva cuando toma forma de partidos y tan escasa en cuanto a propuestas programáticas diferentes. Simplemente mi fantasía vuela y se va a que alguna vez se pueda limpiar Granada de ocurrentes y “presuntos”, que ven con ansia el sillón del regidor y están tan desconectados de los problemas de las gentes que vivimos en esta ciudad, cada día menos vivible. ¿No hay nadie en estos partidos con vocación de servicio público, de verdad?
Y es que hemos olvidado pronto los 13 años del PP en el gobierno de la Plaza del Carmen. Su rodillo, su soberbia, su expolio de lo público, su ineficaz gestión económica, la losa que han dejado. Hemos olvidado pronto que hubo un Alcalde que salió por un lateral del Edificio municipal, para meterse en un coche policial, detenido. Hemos olvidado que con ocurrencias, megalomanía y un presunto toquecillo de corrupción hemos llegado hasta aquí. Y lo que es de todos ya no es el Ayuntamiento, es más bien su deuda.
Otro día podremos hablar de los 3 años de gobierno de Paco Cuenca y cómo están las alfombras que iba a levantar o las ventanas, cerradas a cal y canto sin airear el Ayuntamiento.
Si es que ya lo decíamos en el 15 M, cuya efeméride se celebra por estos días, “no nos representan”. De hecho, tal y como hemos sabido después, representan a sus intereses y los de sus amigos. Y punto.