Nada que decir, Granada inefable

“Yo no sé muchas cosas, es verdad
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto;
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,”
(León Felipe)

Vivir en comunidad requiere cuentos fundacionales, dos hermanos amamantados por una loba o un Buendía que guía a medio pueblo hasta Macondo. Y la renovación constante de estas narraciones para mantener vigente el contrato social. Todas y todos necesitamos ilusiones para vivir en sociedad, por ello cuando se produce un cambio nos llenamos de esperanza, esperamos un cuento nuevo. ¿Cuál es la narración breve sobre el presente y el futuro de Granada con la cual desea motivarnos el nuevo equipo de gobierno municipal? ¿En qué relato del pasado se sostiene del proyecto del nuevo Alcalde?

Les puedo asegurar que lo ignoro. He preguntado a mi alrededor a vecinas y vecinos de Granada de toda filiación o simpatía política y nadie ha podido construir un relato mínimo. Entre los partidarios de los coaligados en el gobierno que preside Luis Salvador únicamente he recibido un argumentario negativo: “Todo menos que gobiernen las otras y los otros”. “Vacío”. En el lado de la oposición tampoco hay contenido. La carencia de un relato de gobierno mantiene a Cuenca y su partido desorientado en su mismidad.

El Vacío con mayúscula muestra varias realidades que nos sitúan de lleno en el contexto de «la crisis de legitimidad de las democracias liberales actuales». Señalaré de forma general solo dos síntomas de ello.

«El interés por consolidar el cuento del apoliticismo»: Los conceptos se han reducido a eslóganes simplistas:«populismo», «neototalitarios fascistas», «hiperliderazgos», «clase política de segunda», etc. martillean nuestros oídos y ocupan lugares privilegiados en los escaparates y en las estanterías de las librerías, donde reposa “el saber de verdad”. Si me lo permiten seré políticamente incorrecto: me parecen soluciones facilonas, propias de ilustres indolentes que no pasan del copia y pega de lo primero que encuentran en el Rincón del Vago. Son escaramuzas poco democráticas, nada inocentes, que lo mismo sirven para refrendar el conocido: «Todos son iguales, no merece la pena», como el no menos común: «Cada pueblo tiene los políticos que se merece». Escuchen con un poco de atención. …No, no es el silencio recurrente en los debates,es una acusación:«La culpa o la responsabilidad son de Usted y mía». El tragicómico espectáculo puesto en escena para investir al actual Alcalde es un gravamen que debemos soportar. Optar por fórmulas multipartidistas tiene estos peligros. “Esto no pasaba antes”, el “voto útil” o el mortecino bipartidismo nos traían políticas y políticos de altura.

«El problema son los cuentos:De la narrativa a los argumentarios». La llamada «nueva política» trajo a las indignadas y los indignados a las instituciones. Pero al mismo tiempo, aceleró el crecimiento en los réditos electorales del ejemplo más claro de partido – tecnoburocrático o de partido – empresa: Ciudadanos. Cuando comenzaron a reclutarse y seleccionarse las candidatas y los candidatos a las elecciones municipales del 2019 el partido de Albert Ribera anunció que lo harían como cualquier otra empresa de recursos humanos: recogerían currículos, harían pruebas de cámara, impartirían formación en oratoria, (lo de la retórica está pasado de moda). En Granada, no lo pueden negar, nos pasamos de originales. Ciudadanos difundió el análisis morfopsicológico de la testa de don Luis Salvador.

Las expertas y los expertos en comunicación y en marketing político velan por el discurrir de nuestra democracia. Iván Redondo, el asesor de Pedro Sánchez hoy y de José Antonio Monago (PP de Extremadura) ayer, o Fernando de Páramo en Ciudadanos, son estrellas fulgurantes y faros de nuestro intelecto político. Mas, no creo que nos hayan deparado buenas nuevas estos emprendedores, por el contrario han consolidado el triunfo del «Argumentario».

A finales de la década de los ’80 del pasado siglo el estudio de las ideologías, el pensamiento o la historia de las ideas políticas era una afición desfasada: “El tiempo de los grandes relatos ha sido superado, como ha demostrado la potsmodernidad”. La semiótica era un residuo ilegible del estructuralismo. Lo que estaba de moda era No pienses en un Elefante. Sencillo y amable, su lectura eximía del esfuerzo de trabajar el estudio sobre los discursos políticos bajo el prisma de la moral del propio G Lakoff. Pero la paradoja fue el triunfó Karl Rove, el asesor de G. Bush hijo, precedente sin duda de la comunicación política actual. Rove popularizó las campañas que hacían mayor hincapié en la inmoralidad del adversario que en las virtudes o las propuestas propias. Cayetana Álvarez de Toledo es su mejor discípula en España.

La respuesta fueron “las nuevas narratividades”. Fenecieron. Hoy nos obsesiona “el triunfo el relato”, “la falta de relato”, “la hegemonía cultural”. León Felipe a todo lo llamó “cuentos”.

¿Nadie observa la relación entre el tópico del “bajo nivel de la clase política” y la vigencia de “noticias falsas” (fakenews), o los argumentarios para twitter y los clásicos mass media? En treinta segundos o en un minuto de televisión o radio sólo cabe “comida rápida” (fastfood). Todo es de usar y tirar.

Granada no es una excepción, la carencia de un relato, de un proyecto común, permite decir una cosa para ganar elecciones, porque se olvida rápidamente por un público super informado, y lo contrario cuando se preside el pleno. Un individuo, con cuatro concejales en su grupo, antes de votar se puede permitir pactar la reivindicación de una entrada digna soterrada del AVE y lo contrario una vez que por carambola tiene el bastón de Alcalde.

Nada qué decir. Granada o lo que pasa en Granada no se puede expresar con palabras. Granada es inefable

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