No pintamos nada
La llegada del otoño es sinónimo de presupuestos y presupuestos es sinónimo de decepción, al menos para Granada, que año tras año y salvo escasísimas excepciones, se ve relegada al furgón de cola en el reparto de los millones que llegan desde las cuentas nacionales, o desde las autonómicas. Da igual el partido que Gobierne en Madrid o Sevilla, lo cierto es que Granada cada año se vuelve a vestir de Cenicienta, cuando se echa a la cara unos presupuestos en los que volvemos a tener un escasísimo peso, lo que demuestra lo poco que pintan los políticos de esta tierra, en la toma de decisiones de sus partidos a nivel nacional y autonómico.
Las cuentas del Estado que conocíamos la semana pasada son sencillamente decepcionantes para Granada y a pesar de ser las de mayor gasto de la historia, por aquello de incluir los fondos europeos para paliar la crisis del COVID, para nuestra provincia se contempla tan solo una humilde «pedrea», con 120 millones de euros de inversión, o lo que es lo mismo 20 millones menos que en los PGE del año en curso.
Llama poderosamente la atención que el Gobierno de Pedro Sánchez, siga la senda de ningunear una infraestructura fundamental para esta tierra, como es la de un AVE que merezca llamarse así, ya que me niego a darle ese nombre, a un tren que sigue transitando por una vía del siglo XIX en parte de su trazado, con velocidades propias de hace dos siglos.
Ni un euro se recogen en los presupuestos para el soterramiento del tren a su llegada a Granada, compromiso expresado en reiteradas ocasiones por los responsables del partido actualmente en el Gobierno de España, pero que año tras año duerme el sueño de los justos.
No se trata de un capricho. Ninguna capital de primera ha consentido que las vías del tren entren en el corazón de las ciudades partiéndolas en dos mitades, como ocurre con la Chana y Granada no debe ser una excepción, si es que queremos, de verdad, diseñar una ciudad para el siglo XXI.
Capítulo aparte merece el hecho de que esta ciudad siga «tragando» con una estación de cuarta categoría, cuando hace tan solo 12 años el Gobierno de Rodríguez Zapatero, eligió al prestigioso arquitecto Rafael Moneo, para diseñar la estación de ferrocarril de Granada, como punto culminante de la llegada del AVE a la ciudad. El Ministerio de Fomento llegó a encargarle que comenzara el proyecto y el arquitecto incluso lo presentó en 2010, con un presupuesto de 120 millones de euros para una obra de 45.000 metros cuadrados, con una planta soterrada para la llegada del tren y la conexión con el metro, una entrada por una gran plaza desde el Camino de Ronda y un espectacular mirador a la Alhambra ¿Se acuerdan? Pues cualquier parecido de la actual estación con aquella preciosidad que diseñó Moneo, es mera coincidencia, pero Granada se conforma con una cutredad impropia de esta ciudad, sin que nadie, ni políticos, agentes sociales, ni ciudadanía, levantemos ni un poquito la voz.
Cuarto y mitad de chopedd consignan los PGE para la imprescindible variante de Loja, sin la cual el tren que llega a Granada, tendrá forma y precios de AVE, pero no lo fundamental que es su velocidad y lo que es peor, ni un euro para la adaptación de la línea Granada-Almería para el Corredor Mediterráneo, que visto el «interés» que despierta en la sociedad granadina, puede ser el enésimo tren que perdamos, para seguir hundiéndonos un poco más en el mar de abulia y conformismo que asfixia a una tierra que no se merece el trato que recibe, ni por los ajenos, ni por los propios.
Pero si nada pintamos presupuestariamente en infraestructuras, tampoco lo hacemos en los supuestos compromisos en el terreno de la innovación, como lo demuestra el hecho de la ridícula partida 45.000 euros para el acelerador de partículas IFMIF-Dones. Esa «millonada» irá destinada a montar la oficina del consorcio y dotarla de materiales para poder desempeñar su actividad. Ni un euro para levantar los edificios que formen parte del complejo en el Parque Metropolitano Industrial y Tecnológico de Granada, de Escúzar, donde (supuestamente) iría la instalación.
Salvo que alguien la saque de la chistera, tampoco hemos encontrado ni una sola partida para las canalizaciones de la presa de Rules, un auténtico insulto a la inteligencia que se traduce, en que los casi 100 millones de euros invertidos para construir dicha presa, llamada a ser la garantía de riego para mas de 10.000 hectárea en de una de las zonas agrícolas más ricas del país, solo pueda utilizarse como una carísima y gigantesca piscina.
Solo a una provincia que no pinta nada ni en Andalucía, ni en España, se le puede ningunear de la manera que hace con Granada en este tema. Baste recordar que las obras del embalse terminaron hace 18 años y que desde hace 14 embalsan las aguas del río Guadalfeo, que sin embargo no pueden utilizarse para el riego, porque tres lustros después ningún Gobierno, ni nacional, ni autonómico, de ningún partido, se ha visto lo suficientemente presionado por sus representantes en Granada, para acometer esas obras. Por lo que se ve este año tampoco.
¿Se imaginan que semejante panorama se le hubiera planteado a Málaga o a Sevilla? No ¿verdad? y ¿saben por qué? pues sencillamente porque los políticos de esas provincias pintan muchísimo más que los nuestros y porque la ciudadanía de ambas, no se limita a quejarse en la barra de los bares, sino que es capaz de movilizarse y sacarle los colores a quien sea necesario.
Y a la espera de que nos llegue la siguiente bofetada, esta vez desde los presupuestos de Andalucía, lo que parece claro es que lamentablemente, Granada pinta menos en política que el Fary en Melrose Place.