Nueva estocada al Parque de las Ciencias
El acoso político, administrativo y presupuestario del que el Parque de las Ciencias está siendo objeto por parte del Gobierno de Juan Manuel Moreno, es uno de los episodios más vergonzantes e incomprensibles a los que uno haya asistido en sus muchos años de ejercicio periodístico.
Desde que Bonilla y su lobby boquerón accedieran al gobierno de Andalucía, primero por una carambola histórica y luego por una mayoría absoluta paranormal, el expolio de las denominadas joyas de la corona granadinas han sido una constante, como ha quedado de manifiesto con la marcha a Sevilla de las principales áreas de gestión de la Alhambra, Sierra Nevada, o el Parque de las Ciencias. En este último caso el asedio ha llegado al punto de intentar crear en Málaga una especie de clon del parque granadino, lo que gracias a la presión social y ciudadana e Granada se pudo detener, al menos por el momento.
Sin embargo, el hostigamiento por parte del Hijo Adoptivo de la provincia, hacia el Parque no cesa, como ha quedado de manifiesto con los presupuestos andaluces que Bonilla ha presentado para 2025, en los que será uno de los “grandes damnificados y castigados”, al bajar más de un millón de euros respecto a este año, quedándose en 10,5 millones.
Mientras el resto de administraciones que forman parte del Consorcio que lo gestionan mantienen las mismas cantidades, la aportación de la Junta disminuye ostensiblemente, pasando de un presupuesto que en 2018 alcanzó los 12 millones de euros, a los poco más de diez previstos para el año que viene, algo muy llamativo viniendo de quien no se cansa de repetir que estamos antes unos presupuestos históricos con más dinero que nunca, algo de de lo que parece se beneficiará todo el mundo… menos el Parque de las Ciencias.
Esta cicatería tiene graves consecuencias para una institución que se ha convertido por méritos propios en una de las más prestigiosas de España en su campo y de las más apreciadas por los granadinos y los andaluces. Las tiene en cuanto a la calidad de su trabajo, de sus exposiciones, de las colaboraciones nacionales e internacionales con museos análogos, de su dotación de personal etc, etc.
A pesar de todas las zancadillas con las que el Gobierno andaluz le hace la vida imposible, las visitas del Parque de las Ciencias se acercan ya al millón de personas, un incremento que no se ha visto acompañado del imprescindible aumento del personal que atiende las visitas y es que cuando el Parque tenía 400.000 visitas, eran atendidas por 35 trabajadores, ahora con más del doble de visitantes apenas hay trece trabajadores más.
Con el recorte presupuestario que se avecina se agravará uno de los serios problemas a los que se enfrenta el museo, que no es otro que el de su mantenimiento, algo fundamental para un edificio, cuya primera fase cumple el año que viene 30 años, al igual que parte de los fondos que se exponen y que ya cuentan con bastantes carencias.
No deja de ser auténticamente penoso que un aniversario tan redondo como el de sus bodas de plata, vaya a pasar con más pena que gloria, toda vez que para la celebración de dicha efeméride no existe partida presupuestaria alguna, por no hablar del deterioro paulatino que las consecuencias del recorte de recursos evidencia en elementos expositores fuera de funcionamiento, paneles expositores en un estado lamentable, o la ausencia de algunas especies en el Biodomo, entre otras muchas deficiencias que lejos de solucionarse cada vez se van poniendo más de manifiesto.
No sabemos si la estrategia de Bonilla con el Parque de las Ciencias va a seguir los mismos pasos que la que mantiene con la sanidad o la educación públicas de Andalucía, esto es, llevar su deterioro al máximo para luego proceder a su privatización, o en su caso al cierre. Si fuera así, le está saliendo de cine.
El pasado mes de febrero se denunciaba que el Consejo Rector llevaba más de un año sin reunirse y se exigía más implicación política, más presupuesto y un plan estratégico para el museo. Nueve meses después ninguna de estas reclamaciones ha sido atendida. La nueva consejera de Educación no ha visitado el Parque, no hay Plan Estratégico y el presupuesto disminuye en más de un 10 por ciento.
Que ese deterioro es un hecho comprobable queda demostrado en que desde que el PP y Moreno Bonilla gobiernan la Junta, en el Parque ya no hay ampliaciones, no se inauguran grandes exposiciones, no lo visitan premios nobeles y astronautas y pierde a pasos agigantados el prestigio duramente ganado entre las mejores instituciones nacionales e internacionales de divulgación científica… Lo que si que hay son goteras, visitantes mal atendidos y exposiciones cerradas.
Ante esta situación de declive provocado y para revertir esa situación, el Grupo Socialista presentará una enmienda a los presupuestos de la Junta para que incremente su aportación y, además, exigirá inversión en mantenimiento para que dejen el Parque como se lo encontraron en 2018, así como un Plan Estratégico para los próximos 10 años que “vuelva a poner a este museo en el lugar de prestigio y excelencia que estaba y que nunca tenía que haber perdido”.
Ya sé que Bonilla está a otras cosas más importantes para su futuro, pero como resulta que el Parque de las Ciencias es uno de los elementos estructurales para el futuro de los granadinos, no estaría de más que nos explicara muy clarito, el por qué de su obsesión con dejarlo convertido en un erial, probablemente a mayor gloria de algún equipamiento similar que no tardaremos en ver aflorar por tierras malagueñas.
Solíamos decir los periodistas que estas cosas se suelen pagar en las urnas, aunque vistos nuestros últimos comportamientos electorales, tampoco me extrañaría que lejos de penalizarlo, los granadinos le voten con aún mayor devoción. Tiempo al tiempo.