Nuevo dedazo habemus
Debe estar Sebastián Pérez acariciando su gato, como Marlon Brando en el Padrino de Coppola, mientras asiste con media sonrisa sardónica, a los tejemanejes del «aprendiz», Teo García Egea, para poner y quitar presidentes en el PP de Granada, o para ser más exactos, para quitar a cualquiera que no sea un lacayo dócil y servil a su ordeno y mando.
Mientras «el Padrino» Sebas maquina su venganza política, que no duden que llegará, el hombre que ha hecho su santa voluntad en el PP de Granada durante 13 años, debe estar partiéndose la caja con las maniobras del «escupehuesos murciano», haciendo y deshaciendo a la sombra de la Alhambra, como si fuera su cortijo particular, con una absoluta falta de respeto a la militancia, a las formas y a la democracia interna, poniendo y quitando presidentes provinciales, como si fueran clicks de Playmóbil.
Según avanzaba hace unos el diario Ideal, en la calle Génova pretenden destituir a Pablo García, flamante y breve presidente de los populares granadinos, dicen las malas lenguas que para poner a otro político más dócil al frente. Al parecer, en una reunión celebrada hace diez días, Pablo García acabó fulminado, solo a falta de hacerlo oficial. Supuestamente la dirección nacional del partido le transmitió su pérdida de confianza, por no haber puesto orden en el grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de la capital, donde Sebas sigue haciendo y deshaciendo en los grandes contratos de la ciudad y cuya voladura es responsabilidad exclusiva, de quien ahora exige orden.
Para evitar que el incendio que pueda provocar esta decisión pueda achicharrar a García Egea y para garantizar que el «sucesor» de Pablo García en la presidencia provincial, sea una marioneta del murciano, en elDiario.es afirmaban que el nuevo presidente provincial será, Francisco Rodríguez, alcalde de Alhendín (Granada) desde 2011, un perfil de menor peso en la estructura provincial del que ha acumulado desde hace décadas Pablo García y el resto de nombres clave que sonaban como candidatos.
Si con semejante «dedazo» Génova pretende evitarse problemas futuros y controlar la estructura provincial, puede estar plantando la semilla de un partido zombi, sin alma ni personalidad alguna y que simplemente será un replicante de lo que se le ordene y mande desde Madrid. Pan para hoy y hambre para mañana.
Es cierto que todos los partidos intervienen en sus estructuras provinciales y que todas las direcciones nacionales, pretenden tener controlada su estructura territorial, pero no lo es menos que, en el caso de Granada, al PP se le ha ido la mano a la hora de ningunear a su partido en Granada, olvidando que tradicionalmente ha sido una de las estructuras provinciales más sólidas y que mejores resultados ha rendido al partido.
Dicen las malas lenguas que todos estos movimientos de García Egea tienen un objetivo último, que no es otro que mandar un mensaje inequívoco al presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, el actual presidente de la Junta de Andalucía, cuyo perfil parece despertar una cierta desconfianza en el entorno de Pablo Casado. De ahí que Génova imponga en Granada un presidente «manejero», con el que advertir a Juanma de quien manda aquí.
Lo patético de este Juego de Tronos de pacotilla, es que se tome a Granada a beneficio de inventario y sea un paso más en la carrera iniciada cuando la actual Alcaldía se decidiera en los despachos de las direcciones nacionales de Ciudadanos y PP, en un cambalache de trileros en el que entraba en juego la Diputación de Málaga y la comunidad de Murcia.
Pero mucho ojito que entre bambalinas sigue moviendo sus hilos el dúo Pablo Hispán-José Antonio Robles, ese «prodigio de la naturaleza», cuya estrecha relación con Sebastián Pérez le ha llevado de ser ayudante de cocina, sin currículum académico alguno, a convertirse primero en alcalde de su pueblo, después portavoz del grupo del PP en la Diputación y ahora, en todo un senador del Reino, algo meritorio sin duda, aunque haya que tener muchas tragaderas, para que desde Madrid, su partido le haya aupado a la vicepresidencia de una comisión en el Senado dedicada a I+D+i, conocimiento y universidad.
Y mientras Teo sigue encantado de conocerse, convencido de mandar en Granada cual sultán alhambreño, «el padrino» Sebas, continúa acariciando su gato, con media sonrisa dibujada en la cara y la Smith & Weson cargada y a mano.