¿Quién debe pagar por la crisis climática?
Aún no nos hemos recuperado de las consecuencias de la DANA en Valencia y nos llega la noticia de que el negacionista del cambio climático Donald Trump, ha ganado por goleada en las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de América. Toda una tragedia para el mundo, para su país y para la lucha a favor del medio ambiente. Lo más grave es que ha ganado con claridad, pese a ser un delincuente condenado, estar pendiente de otras causas judiciales, haber basado su campaña en la difamación, el odio, el insulto y la mentira. Toda una desdicha, sí. Sobre todo para los valores y principios de la democracia.
La filósofa, historiadora, politóloga, socióloga y profesora de universidad Hannah Arendt, alemana, aunque nacionalizada estadounidense, de religión judía, nos decía en 1937 que “Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea en nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está, sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así, puedes hacer lo que quieras”.
Por esta razón, a partir de este momento será mucho más difícil que el pueblo le de cierta veracidad a lo que nos dice la ciencia. Como se explica en uno de los últimos informes de Greenpeace, la prevención y la adaptación salvan vidas ante eventos meteorológicos extremos. Esta es la cruda realidad que la DANA de Valencia ha dejado al descubierto: la falta de medidas efectivas de prevención y adaptación ante estos fenómenos.
Como nos explican desde Greenpeace, los estudios realizados indican que el cambio climático ha incrementado la probabilidad e intensidad de la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), haciendo que las precipitaciones sean un 12% más intensas y que sea hasta el doble de probable, según un análisis preliminar del World Weather Attribution. Ante este escenario es urgente que combinemos la disminución de la quema de combustibles fósiles, como la adaptación a sus efectos.
Es una evidencia constatada que la excesiva construcción en zonas inundables, los fallos en los sistemas de alerta y la escasa cultura de la prevención han amplificado los efectos devastadores de la DANA. Por ello es esencial revisar y fortalecer los protocolos de actuación, resultando fundamental que la ciudadanía y las administraciones estén preparadas para reaccionar ente emergencias.
Julio Barea nos explica en este informe, además de la importancia de la cultura de la prevención, la necesidad de que nos adaptemos a corto y medio plazo, renaturalizando y manteniendo cauces naturales de ríos, riberas y ramblas, así como creando zonas de alivio en ríos ya canalizados, promoviendo el uso de pavimentos permeables/drenantes y otros sistemas que reduzcan el agua que discurre por la superficie. Y también adoptar medidas basadas en la propia Naturaleza, como la creación de espacios verdes, jardines de lluvia y lagunas temporales.
Pero también a medio plazo, la planificación urbana es clave para esta adaptación, para evitar que las infraestructuras invadan el dominio público hidráulico. Las viviendas, o los edificios públicos ubicados en zonas inundables deben recibir alertas inmediatas ante el riesgo de inundaciones. Los ríos ya canalizados deben integrarse en la planificación de infraestructuras. La renaturalización de ecosistemas como humedales y llanuras de inundación es otra estrategia para mitigar el impacto de las lluvias torrenciales. Es decir, mitigación, prevención y adaptación son las claves.
Pero lo que hará Trump en los EEUU de América será suprimir la Agencia de Meteorología, potenciar la industria de las energías fósiles, boicotear las Cumbres del Clima y alentar a todos los ultras y negacionistas del mundo a seguir manipulando y engañando a las poblaciones. Todo un desastre que no nos debe hacer desesperar.
A la mañana siguiente de las elecciones americanas, cuando ya se sabía con certeza que Trump había arrasado, un buen amigo, que suponía que estaría deprimido por la noticia, me envió un mensaje que decía: ¡…que día más triste… ahora Trump… Pero no debemos deprimirnos, ni paralizarnos… hay que seguir defendiendo la razón, la ilustración, la educación, el estado de derecho …Todo menos la parálisis!
Bonitas y profundas palabras que me ayudaron a pasar el día con menos tristeza, que publico aquí con su permiso.