Reivindicación Metropolitana

En el año 1999 se aprobó el célebre POTAUG (Plan de Ordenación del territorio de la aglomeración urbana de Granada), es decir, hace 23 años, que, verdaderamente, han dado de sí, en lo referente a la ordenación urbanística y de servicios en nuestra área metropolitana, aunque queden aspectos por desarrollar. Aprovechando que se habla al respecto de su posible revisión o modificación, haré algunas reflexiones sobre la base de las evidencias existentes, de las carencias detectadas y también de una cierta experiencia vivida.

Hay que quedarse con lo positivo. La realidad municipal de todos y cada uno de los municipios que conforman nuestra aglomeración, la reivindicación de la necesaria (nunca sacrosanta) autonomía local, unida la descompensada supremacía poblacional de la capital granadina respecto al resto de municipios y a la justa aspiración de cada uno de ellos al desarrollo, conformaban un contexto nada fácil de manejar, en una época, además, de desarrollismo y crecimiento que parecía no tendría fin. Y, sin embargo, bastantes directrices proteccionistas o conservacionistas del Potaug y bastantes de sus determinaciones sobre prestación conjunta de servicios públicos, han alcanzado un más que aceptable nivel de cumplimiento en este tiempo.

El tiempo ha venido a demostrar que la «coordinación» o la falta de la misma, como principio básico de actuación metropolitana, es más una cuestión de voluntad política que de regulación normativa, y que más provechoso resulta para una buena coordinación un «golpe de realidad metropolitana» con ventajas para la ciudadanía, como el metro ligero, que una sesión de verborrea sobre autonomía local, entes coordinadores o quien ha de coordinar, si la Diputación o la Junta, o las dos. De cara a una posible revisión del Potaug, no convendría olvidar esa enseñanza.

Ha quedado acreditada la capacidad vertebradora del metro ligero, además, lógicamente, de su gran utilidad. Avanzar, sin descanso, en su completa implantación, constituye, en mi opinión, la gran prioridad. Una buena movilidad metropolitana asegura el resto de servicios y prestaciones, de ahí la importancia de su pronta llegada al Aeropuerto. Complementar lo anterior con un rediseño de las conexiones por carretera entre las dos circunvalaciones. Seguramente ni todas, ni cómo fueron diseñadas en 1999, pero alguna conexión viaria en esa franja de terreno, facilitaría la conectividad exterior de muchos municipios y, sobre todo, permitiría la conexión más optima para el polígono industrial de Escúzar, con todo lo que ello supone.

Creo que también existe un buen punto de partida para afianzar la protección de la Vega, a través de la planificación urbanística y territorial. Seguramente ayudada por la crisis de 2008 y las posteriores, la profusión de ladrillo se estancó, y con ello, se han podido apreciar aspectos proteccionistas y conservacionistas más arraigados en el imaginario colectivo, que conviene mantener en la posible revisión, a través de los instrumentos que se consideren. La calidad del aire en nuestra aglomeración ha de ser un objetivo básico, y a ello sin duda contribuirá esa política proteccionista.

Se deben terminar algunas de las infraestructuras y equipamientos previstos en el Potaug, por ser muy necesarios y porque afianzan esa concepción metropolitana de la política municipal. El ciclo integral del agua, por supuesto, con toda la serie de estaciones depuradoras y suministros pendientes, que conformen una adecuada red sostenible y solidaria. Las infraestructuras educativas igualmente, de ahí mi satisfacción al conocer la previsión de 4 nuevos Institutos de Enseñanza Secundaria, Maracena, Albolote, Las Gabias y Cenes de la Vega.

Sin olvidar la estación transformadora de energía eléctrica prevista para la zona Norte de la Aglomeración (por tanto, también para la zona norte de la ciudad), que garantice un suministro suficiente, adecuado y seguro a muchos miles de habitantes, que no tienen porque soportar las carencias, fallos ni ausencias de suministro proveniente de instalaciones obsoletas y necesitadas de renovación inmediata.

Por tanto, avanzar en criterios solidarios de ordenación metropolitana, completar lo establecido en el Potaug, aumentar el grado de concienciación cívica y política sobre la realidad en la que vivimos y mejorar la coordinación en políticas públicas, reivindicando la realidad metropolitana como el mejor ámbito de actuación.

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