¿Sevilla ya no nos roba?
¿Se acuerdan ustedes cuando Sevilla nos robaba? ¿Recuerdan las soflamas indignadas de los próceres populares de Granada, clamando contra la Junta de Andalucía por “robarnos” la Alhambra y Sierra Nevada? ¿Han olvidado las promesas “inquebrantables” de cada campaña electoral del PP, comprometiéndose a “devolver” a Granada las dos principales joyas de su corona? … ¡Qué tiempos aquellos!. Ha pasado un año desde que el PP alcanzó -Vox mediante- la presidencia de la Junta y, lejos de cumplir aquellas promesas y de acabar con ese supuesto expolio, el “atraco” sevillano a Granada aumenta a cuenta del Parque de las Ciencias, cuya gestión está a punto de volar a la sombra de la Giralda.
¿Sevilla ya no nos roba? Ésa es la pregunta que esperamos ansiosamente nos respondan los supermanes del granadinismo, tan beligerantes, no hace tanto tiempo, con cuestiones mucho menores, que la que ahora maquina la Junta, con el Parque de las Ciencias.
La noticia de que el Gobierno andaluz no va a convertir el Parque en una Fundación Pública, abre la puerta de par en par a intervenir su gestión desde Sevilla, con todo lo que ello supone de atentado a la autonomía en la gestión del mismo, en aras de una supuesta “racionalización”, que está muy lejos de demostrar sus bondades.
En este cuarto de siglo de vida del Parque de las Ciencias, su gestión ha sido ejemplar redundando de manera positiva en el nombre de la ciudad de Granada y en su histórica vinculación con la Ciencia; se ha consolidado, no solo como un espacio de referencia en Granada, sino que su prestigio ha sido insignia de la labor divulgativa de la Ciencia en Andalucía hacia el resto de España y Europa. Todo ello desde un funcionamiento autónomo y plenamente integrado en el tejido social e institucional de la ciudad donde nació, creció y se convirtió en un referente.
En la actualidad, el Parque de las Ciencias atrae cada año a más de 800.000 visitantes, convirtiéndose en el museo más visitado de Andalucía y el segundo destino más frecuentado de Granada, solo por detrás de la Alhambra, desarrollando programas educativos y científicos de máxima calidad; participando en una veintena de proyectos internacionales, con socios de la talla de la Agencia Espacial Europea; produciendo y alquilando exposiciones científicas de alto nivel, visitadas por cientos de miles de personas y ofreciendo una visión de la Ciencia amena, instructiva e interesante, lo que le ha convertido en el museo científico más importante de España.
Pero es que además el Parque de las Ciencias ha logrado obtener el 45% de su presupuesto ordinario, a través de financiación privada y generar en su entorno más de 800 puestos de trabajo, con un impacto económico para Granada de más de 35 millones de euros anuales.
Con todos esos ases en la manga la pregunta es ¿qué pretende la Junta de Andalucía, cercenando la autonomía de gestión del Parque?, ¿por qué cambiar un modelo que funciona tan satisfactoriamente? Hasta el momento no hemos escuchado ninguna respuesta coherente, ni desde el Gobierno, ni de quienes tanto “lloraban” por el anterior intervencionismo sevillano.
Hasta ahora, los consorcios disponían de un alto grado de autonomía en la gestión, pero la aprobación de una nueva normativa de los consorcios públicos va a hacer inviable el funcionamiento de un espacio tan singular como el Parque, provocando una evidente falta de agilidad en la gestión, lo que va contra la propia naturaleza del Parque que requiere una verdadera autonomía en la negociación y flexibilidad en su gestión, así como en la propia financiación.
Las modificaciones administrativas que pretende la Junta de Andalucía, hacen que parcelas como la de Recursos Humanos, o en la imprescindible autofinanciación, se pueda seguir avanzando, lo que supondrá un golpe de preocupantes consecuencias al futuro del Parque, algo que quedaría resuelto si el Gobierno andaluz iniciase el proyecto para converrtirlo en una Fundación Pública. De esa manera se mejoraría el modelo institucional dotando al Parque de mayor versatilidad y flexibilidad. La Fundación quedaría adscrita a la Junta de Andalucía, que seguiría siendo la institución responsable del equipamiento, por lo que no vería mermada su capacidad de control, ni su participación en la toma de decisiones; reforzaría la gestión profesional del Parque; incentivaría la autofinanciación y permitiría definir un nuevo Plan Estratégico.
Por todo lo anterior llama poderosamente la atención el empecinamiento de la Junta de Andalucía, vía consejerías de Educación y Hacienda, por no considerar la indiscutible singularidad que presenta el Parque de las Ciencias y consecuentemente adoptar un modelo de gestión que le permitiera continuar en la senda de éxito que ya ha demostrado.
No menos llamativo resulta el silencio cómplice del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Granada, el mismo que gobierna la Junta, lo que demuestra que el PP y Ciudadanos, o lo que es lo mismo, Sebastián Pérez y Luis Salvador, colocan los intereses de sus respectivos partidos por encima de los de la ciudad que gobiernan, por mucho que en campaña electoral pregonaran todo lo contrario.
Así las cosas, el próximo domingo, todos tenemos una cita con el Parque de las Ciencias, al que numerosas organizaciones sociales, nos han convocado a abrazar. Un abrazo simbólico para demostrar a la Junta de Andalucía, que el Parque es mucho más que otro ente instrumental del Gobierno andaluz; para demostrar que estamos ante una seña de identidad de Granada, con la que no se puede jugar y para dejarle muy clarito que siendo muy, muy andaluz, el Parque de las Ciencias está en Granada, porque aquí se imaginó, aquí se parió, aquí ha crecido y aquí se ha convertido en todo un referente, Recapaciten los consejeros Imbroda y Bravo y nos hagan tener que enarbolar aquello tan peligroso de “Sevilla nos roba”.