Sin memoria no hay democracia

Según el informe sobre valores del Centro de Estudios de Opinión, equivalente catalán del CIS, los jóvenes de entre 16 y 24 años son los más dispuestos a renunciar a vivir en un país gobernado de manera democrática si a cambio se les garantiza un nivel digno de vida. Un sondeo del diario El País, señalaba que los jóvenes de entre 18 y 24 años, era el segmento de población más fuerte de Vox, con nada menos que un 22%. Según nuestro propio CIS, los menores de 35 años son los españoles que menos creen que la democracia sea mejor que cualquier otra forma de gobierno y de hecho, un 12% defiende que en algunas circunstancias un gobierno autoritario es preferible a uno democrático.

Sirvan esos datos para arrancar esta reflexión sobre la importancia de potenciar la Memoria Democrática, en una fecha tan significativa como la de hoy, 18 de julio, cuando se cumplen 88 años del golpe de estado contra la República, que acabó en una guerra civil y cuarenta años de cruenta dictadura.

Los jóvenes suspenden en memoria histórica. Con diferencias, sí, pero el conocimiento de temas como la República, la Guerra Civil, la dictadura o el exilio, están aún llenos de vacíos y distorsiones. Saben que existieron, pero desconocen o confunden muchas de sus características y lógicas internas. Son para ellos hechos convertidos en “agujeros negros de la Historia reciente de España”, concluye un informe sobre “las barreras entre los jóvenes para acceder al conocimiento de la memoria democrática”, encargado por la Asociación de Descendientes del Exilio Español.

El conocimiento de la historia del siglo XX español, especialmente de su primera mitad, se demuestra pobrísimo entre el grueso de los jóvenes de nuestro país que pueden reconstruir cómo era un campo de concentración nazi, pero no tienen una imagen mental de cómo y dónde se produjo la represión franquista.

La ausencia de estos contenidos en las aulas tiene gran parte de la responsabilidad de que nuestros jóvenes acrediten tan enciclopédico desconocimiento sobre el golpe de Estado, el franquismo y la represión que conllevaron y por lo tanto se muestren sorprendentemente receptivos a la posibilidad de vivir en regímenes dictatoriales. Muchos jóvenes señalaron que la República o la guerra civil fueron temas a los que “no se llegó a tiempo por ser de los últimos” o apuntaron a la sensación de “haberse metido un atracón” para memorizar hechos y fechas.

Para la mayoría de los jóvenes españoles el mantra de “no reabrir las heridas del pasado innecesariamente” sigue funcionando, lo que demuestra la necesidad de que la Memoria Democrática siga siendo fundamental a la hora de restituir la verdad y la dignidad de las casi cien mil familias españolas, que 88 años después, siguen sin saber donde se encuentran los restos de sus seres queridos asesinados.

Produce una enorme tristeza que el PP siga poniendo palos en la rueda en todo aquello que tenga que ver con la Memoria. Ya no vale la excusa de Vox, porque en gobiernos donde el PP tiene una amplia mayoría absoluta como el de Andalucía, no se ha dado un solo paso adelante, ni a la hora de declarar nuevos lugares de memoria, ni a la de suprimir los símbolos franquistas que aún perduran y lo que es peor, tampoco a la hora de habilitar presupuesto para desarrollar su propia Ley. Está claro que Moreno Bonilla no va a derogarla porque prefiere dejar que muera por inanición.

Las asociaciones memorialistas tienen claro, que más importante aún que las exhumaciones, lo es que los jóvenes conozcan lo que ocurrió y que de lo que estamos hablando es de Derechos Humanos y de Justicia. Una misión complicada en un tiempo en el que la irrupción de formaciones como Vox, negacionistas de la Memoria, provocan el temor en los claustros a ser denunciados por padres si programan actividades relacionadas con ella.

No estamos hablando de la prehistoria. En las tapias del cementerio de Granada se fusiló sin piedad hasta 1956, siendo Ricardo Beneyto, alias “Ramiro”, una leyenda en la lucha contra Franco, una de las últimas víctimas, tras intentar reconstruir las guerrillas en Andalucía contra los fascistas.

Por todo ello, esta tarde a las ocho, tenemos todos una cita en el pabellón de entrada de la antigua prisión provincial -declarado lugar de Memoria- donde en los veranos de 1936, 37 y 38, se produjeron las terribles “sacas” de presos para ser asesinados en las tapias del cementerio de San José, donde el viernes a la misma hora, se rendirá homenaje a los más de cuatro mil asesinados en sus tapias… Porque como magistralmente dijo el maestro Saramago, “hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”.

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