Un edificio del Albaicín, sancionado por convertirse en valla publicitaria
- La legislación permite únicamente un elemento publicitario por local, pero el inmueble tenía la fachada llena
A espaldas de la ley. Así es como han actuado un edificio del emblemático barrio del Albaicín y el comercio que se ubica en su zona baja. Lo han hecho, además, en sentido literal, dado que el inmueble, ya sancionado según confirman desde el Ayuntamiento de Granada, está ubicado en la calle Elvira, justo a espaldas del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
No todo vale con tal de atraer el turismo, y Granada ha sido una nueva muestra de ello. Ante la necesidad de parar acciones de este tipo que pudiesen damnificar la imagen de barrios históricos como el del Albaicín, se creó la regulación de aplicación a los requisitos de rótulos y toldos en edificios en el ámbito PEPRI Albaicín. (Expediente 21729/2017). Ahora, dos años después de su aplicación, ha sido utilizado para evitar que un edificio entero del barrio, plagado de carteles, siga siendo una valla publicitaria más.
Según el tipo de publicidad que presente (rótulos, placas, iluminación, toldos…) se aplican diferentes cotos. En el caso de los rótulos -los que presenta el edificio-, se indica que «quedan prohibidos los rótulos normales a fachada y sólo se admitirán los paralelos a fachada en la planta baja, salvo cuando sean objeto de protección específica». Así pues, el edificio y el comercio que ha situado los carteles en él vulneran todos los aspectos de este punto.
Ante la denuncia de los vecinos, el Ayuntamiento de Granada tomó nota primero y, después, cartas en el asunto. Según comunicó el concejal de Turismo, Comercio, Empleo y Emprendimiento, Manuel Olivares, «está sancionado y se van a tomar medidas por incumplimiento de las ordenanzas», vigilando por que no vuelva a repetirse una situación perjudicial para un barrio que, por sus características, sufre los efectos colaterales de la búsqueda de turismo.
Así pues, la lucha contra la excesiva -e ilegal- publicidad se suma ahora a las demandas de los vecinos de la zona, una larga lista en la que ya aparecen otros factores como el poco respeto por el barrio o la cantidad de ruido que llega a impedir a los vecinos su descanso. A ello se une la Calderería, un espacio en el que los negocios vuelven a sacar a la calle progresivamente sus productos, algo que se prohibió meses atrás, frente a la falta de vigilancia.