Un pequeño error
Días atrás leía un artículo de Ignacio Escolar del 6 de septiembre en El Diario, titulado “El error estadístico más caro de la historia”. No daba crédito a lo que leía, aunque recordaba las predicciones que el profesor César Pérez y yo hacíamos sobre el desempleo en plena pandemia y entonces comencé a entender cómo era posible que, contra viento y marea, los resultados de los modelos que empleábamos fuesen tan poco ortodoxos.
Por ejemplo, las últimas predicciones efectuadas sobre las más importantes variables económicas en nuestro país, que el profesor César Pérez nos mostró en un curso reciente de series estadísticas, nos decían que el PIB del segundo trimestre de 2024 estaría cercano a los 391.452 millones de euros. La realidad, según el INE, lo situó en 388.430 millones, es decir, dentro de los intervalos de confianza. Con esta misma técnica, las predicciones para el último trimestre de 2024 lo sitúan en 412.213 millones de euros.
De la misma forma, el déficit público previsto baja desde los 32.714 millones del segundo trimestre, hasta los 26.006 millones en el último trimestre. El gasto en inversión pasa de los 11.448 a los 11.965 millones de euros. Y los salarios pasan desde los 45.145 millones a 47.973. Y si nos vamos al total de Ingresos por impuestos, también se prevé un fuerte incremento de aquí a final de año. Es decir, la actividad económica muestra una fortaleza importante.
Lo que nos dice Ignacio Escolar en su artículo es que el principal indicador de la economía española, el dato del PIB, hace tres años que el INE lo calcula mal. Y esto es bastante grave, porque a través de este indicador se mide el total de bienes y servicios que cada año se produce en un país. Y sobre este tamaño se calculan los demás indicadores, como el crecimiento de la economía, el déficit público, la deuda, la productividad, la presión fiscal. Y cuando más crece una economía, es más probable que lleguen dineros de inversiones exteriores.
Por tanto, si durante los últimos tres años se nos dibujaba como el “patito feo” de Europa, por un error del INE, tiene explicación que las previsiones que algunos hacíamos, y que situaban los ingresos públicos en cifras récord, como también el desempleo o el empleo, no fuesen muy creíbles, hasta que la realidad las corroboraba. Según los datos que se muestran en el artículo y las correcciones efectuadas por el organismo oficial, la economía española creció en 2021 3,2 puntos más que el dato oficial.
Lo que explica Ignacio Escolar es que este error no solo afectó a la imagen exterior de España, sino también al margen presupuestario del Gobierno y las Comunidades Autónomas, pues un PIB mayor suponen un déficit y una deuda pública menores. Esta fue una de las causas de que la oposición política dijera de forma insistente que la economía no iba tan bien y que los datos del empleo y desempleo estaban maquillados. Y posiblemente, algún resultado electoral estuvo afectado por este mantra de que la economía no iba tan bien. Ya contaba en algún artículo anterior que una amiga mía, de ideología conservadora, me dijo que el problema no era que el Gobierno progresista hubiera afrontado la crisis de la pandemia de una forma tan sorprendentemente buena para la población en general, sino cómo íbamos a afrontar la enorme deuda que estábamos acumulando.
Pues no. Ni la deuda pública ha aumentado, ni el paro ha crecido, ni la economía ha tenido una evolución desfavorable. Nada de esto ha sido verdad. El problema ha sido el error garrafal cometido por un grupo de empleados públicos, que por su ineptitud y por su negligencia, han estado a punto de provocar un auténtico golpe de estado. También la mala intencionalidad de la oposición política conservadora.
Porque esto si es un golpe de estado, y no las tonterías que nos dice Esteban González Pons, que Feijóo no desmiente, sobre la intervención de España en el golpe de estado en Venezuela, mientras que, a su vez, el gobierno de Maduro, acusa a España de haber enviado a agentes del CNI a colaborar en un intento de golpe de Estado contra ese gobierno.
Pero, mientras que todo esto ocurre, la economía española sigue funcionando muy bien, mal que les pese a los catastrofistas de todo tipo que tenemos en la oposición conservadora de nuestro país.