Una reunión eterna, un proyecto vacío y una ciudad paralizada
- Luis Salvador aplazó todas las respuestas sobre el equipo de Gobierno a una reunión mantenida ayer que se saldó sin acuerdo
A las diez de la mañana del día de ayer se reunían en Madrid Luis Salvador, Fran Hervías, Sebastián Pérez y Teodoro García Egea. Allí, debían mantener la conversación que terminase de cerrar el proyecto común de los dos partidos para la que denominan como la Granada del cambio. Sin embargo, esta reunión se alargó tanto que a la una de la madrugada aún no había novedades al respecto, fruto de algún encallamiento, como la naturaleza de la alcaldía -cuatro años o los ya infames 2+2- o el papel final de Sebastián Pérez, que podría acabar estando fuera de Granada, quizás incluso del Partido Popular. Ni siquiera fueron capaces de ponerse de acuerdo en lo referente a la comunicación sobre la reunión, seguramente porque no hay nada que comunicar.
A falta de novedades sobre el encuentro de los cuatro protagonistas, la ciudad sigue paralizada a la par que sumida en un caos cuatro días después de la elección de su nuevo alcalde. Por partes se entiende todo mejor. La primera parte es la caótica, llena de incertidumbre, promovida por una amenaza de moción de censura desde Vox en caso de que no se les deje entrar en el equipo de Gobierno de la capital, y no de cualquier manera, sino con una representación acorde a sus tres ediles teniendo en cuenta que Ciudadanos tiene cuatro. Ante esto, Luis Salvador jugó al despiste mientras que Juan Marín aseguró por activa y por pasiva que no dejarán entrar en su equipo a Vox. Faltará ver si la formación de extrema derecha cumple la amenaza vertida por Macarena Olona y acaba haciendo alcalde a Paco Cuenca.
La otra parte a resaltar es la evidente paralización de la ciudad. Mientras la persona «elegida» -por los políticos de derechas, que no los ciudadanos- para liderarla viaja a Madrid para hablar asuntos que deberían tratarse en la Plaza del Carmen, no hay nadie al frente para ejecutar las labores diarias de un consistorio que solo funciona en su base a día de hoy gracias a los funcionarios que trabajan en él. El anterior equipo de Gobierno se ha marchado y, actualmente, todas las labores de mando recaen en Salvador a falta de que se conforme la nueva corporación municipal.
Un proyecto vacío
La reunión tendrá que dotar de interior al cascarón que es el proyecto común de Ciudadanos y Partido Popular. Se alcanzó un acuerdo para gobernar, pero no había un plan más allá. Los populares, o al menos Sebastián Pérez, quieren una alternancia en el poder; la formación naranja ha deslizado en varias ocasiones que será un mandato completo de cuatro años para Salvador. Había mucho que limar en este aspecto, y las horas hasta las que se prolongaron la reunión invitan a pensar que no fue tarea fácil.
No solo había que dilucidar ese aspecto, también acordar cuál sería el papel de cada uno, el equipo a formar y qué proyectos se cogerían de ‘La Gran Granada’, así como de ‘Granada, ciudad elegida’. Las demandas de Vox también resonaron en un encuentro en el que lo único seguro es que se decidió establecer un equipo de trabajo local para dejar atrás la tutela de Madrid. Qué cosas, decidir sobre Granada desde Granada.
La situación no gusta en Vox
Aunque en la formación liderada por Onofre Miralles se ha impuesto la ley del silencio, siempre hay ciertos comentarios que eluden los muros. Macarena Olona lanzó el aviso de una posible moción de censura y parece haber sido ignorado, especialmente desde Ciudadanos. Hay quien asegura que no harán nada por la imputación de Cuenca y quien les pide cabeza, también quien no les toma en serio.
La realidad es que desde el partido de Abascal se encuentran molestos con la situación en Granada. Ante los comentarios del resto de partidos, la formación de extrema derecha comienza a dejar caer la posibilidad de que apoyen con todo la moción de censura. Mejor una oposición con honor que un gobierno ninguneados, aseguran, y sienten que tanto al PP como a Ciudadanos -especialmente a los naranjas- no les importa tanto su proyecto como sus votos. Quieren voz y están dispuestos a forzarla.