Vandalismo con traje y corbata

La provincia de Granada sufrió en septiembre varios actos vandálicos contra importantes obras de arte. Uno de ellos tuvo lugar en Guadix, donde han borrado en el edificio donde se ubicaba el antiguo ambulatorio, un grafiti del Niño de las Pinturas, uno de los grafiteros más destacados del panorama nacional. El segundo acto aconteció pocos días después en el centro de la capital provincial, en los antiguos cines Aliatar. En sus techos, poco tiempo atrás, podíamos disfrutar de unas pinturas del admirado pintor granadino Juan Vida.

Para algunos estos sucesos habrán pasados inadvertidos, tapados, sin duda por la vorágine de noticias que una pandemia genera, la cual condiciona todos los aspectos de la vida. Por ejemplo, la vuelta al colegio tan rutinaria otros cursos, este año ha venido repleta de sobresaltos con cierres de centros, con docentes, AMPAS, y sindicatos unidos solicitando más medios y bajadas de ratios entre otras reclamaciones al gobierno de la Junta. Todas ellas a mi juicio legítimas.

Nos gustaría pensar que quienes han perpetrado estas acciones vandálicas las han ejecutado bien porque pensaban que la situación provocada por la pandemia restaría importancia a sus fechorías, bien por desconocimiento del interés artístico que ambas obras poseían. En cualquier caso, los autores de estos actos han demostrado no conocer el patrimonio artístico de sus ciudades, y desde luego no tener ningún tipo de consideración ni con este patrimonio, ni con los artistas que realizaron dichas obras.

Y decimos que nos gustaría especular solamente con esas dos posibilidades; cometer la barbaridad de destruir dos obras de arte, aprovechando la vorágine informativa de la pandemia, o el desconocimiento de la importancia de dichas obras, lo cual no es poco; porque al menos en el caso del municipio accitano, sí conocemos que la temática de la obra era la Mujer y la persona en ella homenajeada Simone de Beauvoir, podría llevarnos a reflexionar sobre otras razones de carácter político para tamaño atropello.

Máxime cuando sabemos que las actuaciones para la reforma programadas en el centro no iban afectar para nada a la fachada exterior del edificio. Así, si un día como hoy alguien pasea por la calle Federica Montseny de Guadix podrá comprobar cómo aún lucen en la pared exterior del edificio restos de otros grafitis no borrados, alguna pintada a punto de desaparecer y el estado lamentable del acerado o del descampado que circunda el edificio.

Sabido esto, es difícil no elucubrar con esa otra posibilidad, que el problema en Guadix no era el grafiti en sí, si no aquello que narraba y la persona a quien estaba dedicado, que al parecer no son del agrado de quienes dieron la orden de la destrucción.

Con todo, podemos destacar que este acto ignominioso contra la ciudad del norte de la provincia ha tenido un efecto positivo, desde luego no buscado por los responsables de esta atrocidad, que ha sido el despertar la conciencia de un sector de la sociedad accitana que ha salido a la calles, y a los medios, convocando una concentración tan solo unos días después de la destrucción de la obra para decir que no se puede tolerar actos de vandalismo contra el patrimonio de la ciudad.

Así, esperamos que este movimiento continúe, cale y se expanda por el resto de la ciudad, de la comarca y de la provincia. Porque es triste contemplar como una provincia con ciudades con tanto por mostrar cada día que pasa pierdan un poco de ese esplendor, ya que ataques como el acontecido en los techos de Aliatar no pueden pasar inadvertidos y dejan en muy mal lugar a una ciudad, Granada, que pretende aspirar a convertirse en Capital Cultural Europea en el año 2031.

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