Veneno
El título de esta columna no se refiere a la serie de una cadena televisión, dedicada a la vida de uno de los iconos LGTBI de este país y estrenada en estos días. El veneno al que me refiero es el referido a aquella sustancia química u orgánica que, introducida en el organismo, produce la muerte o graves trastornos. Esa sustancia, en forma de bulos, críticas «políticas», opiniones interesadas, insolidaridad e intoxicaciones y manipulaciones de todo tipo, cuando se esparce a través de las redes sociales, está siendo tan letal para nuestra convivencia como el propio virus, que desde hace casi tres semanas nos mantiene confinados en nuestros hogares.
En estos días estamos escuchando, viendo y leyendo tal cúmulo de barbaridades que están llevando a la gente normal, a un estado de desasosiego que no ayuda nada en una situación de la gravedad en que vivimos.
Las redes sociales se han convertido en el principal vehículo de un auténtico tsunami de odio, sin hacer lo suficiente para frenar muchos mensajes y vídeos absolutamente incalificables. Facebook, Youtube y Twitter se han comprometido a aumentar los controles, pero hoy por hoy son terreno abonado a la proliferación de desalmados sin ningún tipo de límite. Este tipo de mensajes incitadores a la violencia ha encontrado en Internet y las redes sociales, el canal adecuado para su propagación generándose un problema del discurso extremo en las redes sociales, cada día más preocupante.
En estos días de altísimo consumo de internet y medios de comunicación, en los que tenemos mucho tiempo y miedo a lo desconocido, están proliferando todo tipo de mensajes que, en lugar de contribuir a transmitir tranquilidad y confianza, están sembrando todo tipo de infundios, dirigidos exclusivamente a socavar la confianza de la ciudadanía, en quienes tienen el deber de sacarnos de esta gravísima crisis. No hay fin, personal, político o social que legitime una actitud tan canalla y cobarde y ojalá, el karma les pase la factura que se merecen.
Luego están los que todo lo sabían y a los que nada les parece bien. Seguro que ustedes tienen numerosos ejemplos de quienes cuando se anuncian medidas para los trabajadores que han perdido sus empleos, te contestan que se han olvidado de la gente en paro; cuando se les contesta que también se han adoptado medidas para la gente en paro, te contestarán que se han olvidado de los autónomos; cuando se les explica que también se han medidas para los autónomos, te dirán que se han olvidado de las hipotecas; cuando les demuestras que también se han tomado medidas para hipotecas, te contestarán que se han olvidado de los alquileres; cuando les enseñas medidas para alquileres, el problema serán los sin techo; cuando comprueban las medidas adoptadas para proteger a ese colectivo, te espetarán que se han olvidados de las facturas del agua, del gas y de la luz y cuando les lees las medidas adoptadas, para que a nadie les falten los suministros básicos, se inventarán alguna otra falla. Haga lo que haga el Gobierno, siempre habrá quien busque algún pretexto para intoxicar y tratar de desestabilizar, porque esa es su forma de ser patriota. No aman su país, odian a la izquierda, a la que las urnas ha colocado al timón de esta inimaginable situación.
Luego está el veneno que esparcen quienes por su posición institucional, deberían ser los primeros en arrimar el hombro. No me refiero a la política doméstica que merece un capítulo aparte en su actitud carroñera e irresponsable, sino a quienes desde las instituciones internacionales que compartimos, aprovechan cualquier ocasión para hacernos sentir que somos los parias de su club. Son los casos de Holanda y Alemania, que poco menos han pedido una investigación de nuestras cuentas, antes de aceptar cualquier mecanismo de solidaridad económica que pudiera paliar los efectos de esta tragedia.
¿Con qué derecho y fundamento puede descalificar el ministro holandés a los países del sur de Europa por tener más deuda -se pregunta el catedrático Juan Torres-, cuando su país es uno de los grandes mamporreros al servicio de la evasión fiscal que destroza las arcas de esos estados, cuando Holanda es el mayor proveedor mundial de servicios de evasión fiscal del planeta, según un informe de 2017 y es que el ordoliberalismo económico más cerril y el calvinismo talibán son subproductos gemelos. Repugnantes, como tan acertadamente calificó las palabras del ministro holandés, el gran Antonio Costa, presidente y amigo portugués.
En 2008, España encaró la crisis con superávit, con una deuda del 35% del PIB y un paro del 8%, y aun así el vendaval se llevó por delante al sistema financiero, que escondía en sus balances una burbuja inmobiliaria jupiterina, y a punto estuvo de llevarse a toda la economía nacional. Con los actuales mimbres, es normal que una parte del Gobierno esté preocupada y tema futuras cuchilladas de los mercados financieros, porque como dijo Richard Fischer: “Los mercados recuerdan a los cerdos asilvestrados: si encuentran una debilidad, un mal olor, se lanzan a por ello”.
Queridos lectores hagámonos un favor y vamos a no practicar la filosofía «cuñao». No pretendamos saber de todo más que nadie y saber cuales son las decisiones que se deberían de haber tomado, sobre una realidad a la que nunca nos hemos enfrentado . Estamos ante una situación excepcional y todo esto es demasiado grave como para andar buscando «réditos» bastardos y partidistas. Ya habrá tiempo para éso. Ahora es el momento de salvar vidas. Unámonos todos para salir adelante con empatía y resiliencia. Nos va a hacer mucha falta
Bien dicho Agustín, corto te quedas, como todos en estos días de reflexión que nos obliga este bicho, como digo reflexión que los ciudadanos tendrán seguro estoy para el primer encuentro que tengan con las urnas y decirles a los voceros de la derecha ultra rancia, donde deben de estar, un saludo.
Me parece magnífica tu reflexión, de la que participamos muchísimos y aguantamos estoicamente la chabacanería, la ignorancia,el insulto, Las decenas de miles de expertos en epidemiología y los comentarios incongruentes. El «todo vale con tal de desbancar al gobierno» es su bandera.