Ya estamos tardando
Si según decía el tango «Veinte años no es nada», tres pueden ser toda una eternidad de consecuencias irreparables, para uno de los entornos medioambientales más valiosos y frágiles de la ciudad de Granada, como es el caso del Valle del Río Darro, que de forma incomprensible, no solo ha perdido la protección que debería tener, sino que seguirá sin ella, al menos hasta finales de 2023, ya que hasta esa fecha no se podrá retomar el expediente BIC que fue anulado mediante una sentencia del Tribunal Superior de Justicia del año pasado.
Aunque la Junta en Granada llegó a trasladar el mensaje de que había retomado los trámites, no es así. No podrá hacerlo hasta que transcurran tres años desde la anulación del BIC, esto es, desde que en noviembre del pasado año la sentencia adquirió condición de firme. Así lo establece la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía
La situación actual, según ha admitido la Consejería de Cultura al Independiente de Granada, es que “el citado BIC ha desaparecido, no pudiendo la Consejería iniciar un nuevo procedimiento de declaración hasta transcurridos tres años de conformidad con lo establecido por la Ley 14/2007 de Patrimonio Histórico de Andalucía”.
La anulación de la declaración BIC del Valle del Río Darro, una protección que cortaba el paso a cualquier tentación especulativa, deja en el mejor de los casos, sin ese escudo durante los próximos tres años, aunque el plazo real dependerá de la voluntad política del Gobierno andaluz de activar, con más agilidad o menos, el proceso.
Esta desprotección del Valle del Río Darro, sobre la que parece no nos hemos dado por enterados en esta ciudad, llega en un momento especialmente delicado, con la reactivación por parte de la Junta del cierre del anillo de Circunvalación, un proyecto que siempre se ha visto como una amenaza por parte de los colectivos y formaciones que lucharon por su declaración BIC..
Sorprende que ante una amenaza tan grave para un entorno tan singular, nadie, al menos que sepamos, le ha dado un par de «vueltas» a la Ley de Patrimonio Histórico de Andalucía que además de fijar un plazo de tres años antes de volver a retomar el expediente BIC, recoge importantes excepciones para invalidar ese plazo, eso por iniciativa del titular del bien o de al menos dos instituciones consultivas no dependientes de la Consejería competente en materia de patrimonio histórico.
Esa salvedad permitiría reclamar el inicio de una nueva declaración de BIC, para el Valle del Darro, al titular del bien, a las Reales Academias, la Universidad de Granada, o el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, porque cabría reclamar a todas y cada una de esas instituciones, reclamar el inicio de una nueva declaración como BIC de tan maravilloso entorno.
La ambigua actitud de la Junta de Andalucía, tanto en Sevilla como en Granada, ante esta situación, debería provocarnos una tremenda desazón, máxime conociendo los antecedentes y la filosofía de los partidos que la gobiernan, (PP, Cs y VOX), para convertir todo el suelo rústico, en una especie de barra libre para los apóstoles del urbanismo especulativo e insolidario.
Si hay algún espacio natural en la ciudad de Granada que merece una especial protección y por lo tanto su declaración como bien de interés cultural, ese es sin duda, el Valle del Río Darro, un espacio tan vulnerable y delicado, que podría sufrir un daño irreversible con cualquier actuación urbanística, por mínima que fuera.
Estamos hablando de un entorno que configura uno de los ejes más bellos de todas las ciudades europeas. El equilibrio entre naturaleza, monumentalidad y espacio vivo, se alcanza aquí en unas cotas únicas en el mundo y por ello, pensar que ese equilibrio podría ponerse en riesgo por la ausencia de una figura de protección que lo salvaguarde, sería sencillamente imperdonable.
Y no es que nos estemos poniendo la venda antes de recibir la herida, es que ya venimos avisados. Hagan memoria «vuesas mercedes» y recuerden los proyectos, todos ellos auspiciados por el PP, para la construcción del ascensor a la Alhambra, el túnel subterráneo, la ronda Este, la construcción de un hotel en la hacienda-cortijo de Jesús del Valle, además de las futuras urbanizaciones de lujo en la zona, largamente deseadas por la flor y nata de los promotores inmobiliarios de esta ciudad.
El Valle del río Darro es el último espacio natural que no hemos destruido de forma irreversible por la locura desenfrenada del ladrillo y es que no podemos cometer los errores del pasado, cuando la especulación y la falta de civismo, embovedaron el curso fluvial a su paso por Granada, destruyendo un entorno que hacía a nuestra ciudad única en el mundo.
Debemos ser conscientes de que nosotros no somos los propietarios de la ciudad y de su entorno, sino simplemente los depositarios de una maravilla que nos legaron quienes estuvieron antes que nosotros y que tenemos la obligación de entregar a quienes nos sucedan en mejores condiciones de las que la recibimos, por eso no tendría perdón no proteger esa joya que es el valle del río del oro.
Recuerden para terminar, la demoledora reflexión de Angel Ganivet, tras el primer crimen contra nuestro río, que no fue otro que su embovedado. Decía el autor de «Granada la Bella» que «Contra un pueblo que renuncia a ver el agua que corre a sus pies, no queda más recurso que echarse a llorar» … Ojalá no tengamos todos que llorar sin tardarse mucho tiempo.